La Guerra colonial portuguesa o Guerra de Ultramar se llevó a cabo entre las Fuerzas Armadas Portuguesas y las fuerzas organizadas por los movimientos de liberación de las antiguas colonias portuguesas de Angola, Guinea-Bisáu y Mozambique entre los años 1961 y 1975. En cada uno de esos territorios al conflicto suele llamársele guerra de independencia.
La expresión guerra colonial era rechazada por el gobierno
portugués, ya que los territorios ultramarinos portugueses tenían el
estatuto de provincias y no de colonias. Las Naciones Unidas,
sin embargo, consideraban que sí eran colonias, porque los derechos de
los indígenas africanos eran distintos a los de los colonos blancos y
los africanos asimilados. Por otra parte, debido a que las operaciones
militares eran consideradas de seguridad interna por las autoridades
portuguesas, el término guerra tampoco era utilizado. Por estas razones, el término utilizado generalmente por los medios militares portugueses era el de campañas ultramarinas.
El inicio de este periodo de la Historia de Portugal tuvo lugar en Angola, el 4 de febrero de 1961, en la zona que pasaría a denominarse Zona Sublevada do Norte (Zona Rebelde del Norte), que corresponde a los distritos de Zaire, Uige y Cuanza Norte. La Revolución de los Claveles en Portugal el 25 de abril de 1974
supuso el fin de este período y el primer paso hacia la independencia
de estas colonias. Con el cambio del rumbo político del país, los
intentos de las Fuerzas Armadas Portuguesas por mantener el control de Angola, Guinea y Mozambique dejaron de tener sentido. Los nuevos dirigentes anunciaron la democratización
del país y estaban dispuestos a aceptar las reivindicaciones de
independencia de las colonias, por lo que pasaron a negociar las fases
de transición con los movimientos de liberación nacional que se
encontraban en guerra contra Lisboa.
A lo largo de su desarrollo fue necesario aumentar progresivamente la
movilización de las fuerzas portuguesas, en los tres escenarios de
operaciones, de forma proporcional al aumento de los frentes de combate
que, a principios de la década de los 70 llegarían a su momento crítico.
Por parte de Portugal,
la guerra se sustentaba por el principio político de defensa de aquello
que se consideraba territorio nacional, basándose en el principio
ideológico de nación pluricontinental y multirracial. Por otro lado, los
movimientos de liberación nacional se justificaban en base al principio
inalienable de autodeterminación e independencia, en un marco internacional de apoyo e incentivo de la lucha.
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